EL SILENCIO ES SALUD (I)
EL SILENCIO ES SALUD (I) Son las dieciocho treinta de un sábado cualquiera y... ¡Comenzó el infierno! Primero, como "abriendo el surco" un vehículo con bocinas atronando con publicidad; siempre hay algo (absolutamente innecesario) que anunciar... ¡Qué modernidad! ¡Sí! Tipo siglo XIX... Y mientras el tránsito se congestiona por taponarse las rotondas, especialmente la Padre Stabile; en la Ballester se escucharán bocinazos, algún choque, pues nadie quiere ceder el paso (tenga derecho o no) y la mayoría de los automovilistas están apurados ¡para nada!; especialmente las 4x4 nuevas... ¡símbolo de poder! Las motos se meterán por la derecha, zigzaguearán por izquierda y, si les fuera posible: saltarían por encima de los techos de los autos. Los ciclistas quienes, en su mayoría desconocen supinamente las reglas de circulación: tratarán de colarse entre los autos, sin poder ser vistos pues, ellos tampoco pueden detenerse... ¡qué joder! Y sin en medio de esa locura algún vecino que vi...