AROMAS
AROMAS Ayer caía la tarde quedamente… con perfume a primavera. Aroma siempre nuevo, como nuevos son los brotes que no dejan de asombrarnos cada año… si nos damos el permiso de sentir… ¡cuando nos dejan! ¿Y quien o quienes no nos dejan? – Preguntará usted quien me escucha o me lee, alma adentro – ¡Los asesinos del silencio! Es decir los pensamientos recurrentes, que nos llenan la cabeza de ruido tanto como los ruidos de la calle. ¡Es más! Los exasperantes ruidos urbanos multiplican muchas veces nuestros desasosiegos íntimos silenciando – nos, los placenteros ruidos naturales o el bello silencio que los precede. Y quien esto escribe no se encuentra inmerso en una gran urbe sino, en un pueblo de provincia contagiado quizás, por lo peor de los grandes conglomerados humanos. -Será la globalización… será- apuntaría un “capicúa de rioba”. Y según avanza la noche y mi delirio: te busco poéticamente incoherente, dejando que me lleven las palabras. ¡Si! Las fatigadas estrofas que buscarán elevar...