Sube la tensión en el conflicto por los despidos de Aqualic en Centenario
Centenario > El conflicto de Aqualic tuvo ayer su día de máxima tensión. La Policía intentó hacer cumplir una orden judicial para garantizar el libre acceso a la planta envasadora de agua y así reactivar el trabajo de la tradicional empresa de Centenario. La medida, dictada por el titular del Juzgado de Instrucción Nº4, Cristian Piana, generó el inmediato rechazo de los trabajadores despedidos, quienes reclamaron una “apertura de diálogo” y pusieron como condición que se retire la Policía.
Alrededor de las 18.15, los ex empleados resolvieron que esperarán toda la noche frente a los accesos de la fábrica y que asistirán a una audiencia convocada para hoy a las 9 en la subsecretaría de Trabajo, donde se presentaría la empresa. A la misma hora, la Cámara de Comercio realizará un “abrazo simbólico” a la empresa, a partir de las versiones arrojadas por el grupo no sindicalizado respecto de un posible cierre de la fábrica.
Hoy llevarán un petitorio al Concejo Deliberante local para que se expida sobre el conflicto durante la sesión preparatoria prevista desde las 10.
Desmienten ocupación
“Es mentira que queremos tomar la fábrica, queremos que todo vuelva a la normalidad: que la empresa siga trabajando, que los despedidos sean reincorporados y que el resto de los trabajadores vuelva a sus puestos de trabajo”, resaltó Mariano Pedrero, abogado de Fasinpat que apoya el reclamo de los despedidos.
Cerca de las 14, personal de la Comisaría Quinta a cargo de la comisario Claudia Albanese, efectivos de la UESPO y de Seguridad Personal se apostaron frente a los tres accesos que tiene la planta, debido al ambiente de tensión generado durante las protestas.
La presencia policial hizo reaccionar a los ex empleados, sobre todo cuando los efectivos escoltaron a los trabajadores no despedidos hasta el interior de la empresa, momento en que fueron insultados por el otro grupo y sus familiares.
Cerca de las 14 se produjo el momento de máxima tensión donde hubo forcejeos entre los despedidos, sindicalistas y la Policía debido a que uno de los empleados -que no había sido notificado de su despido- pidió entrar a la fábrica con sus compañeros escoltados.
Los efectivos se negaron a darle paso y se produjeron insultos y empujones entre el trabajador en cuestión, seis efectivos policiales, sindicalistas y el diputado ceramista Alejandro López. Si bien la Policía resistió, el empleado casi logró atravesar el portón.
El clima se normalizó pero después comenzaron a llegar otras organizaciones sociales como ATEN Centenario, Madres de Plaza de Mayo, partidos políticos de izquierda y el cura de la parroquia María Auxiliadora, Rubén Capitanio.
Una ciudad dividida
Si hay algo en particular que tiene el conflicto es la división que se generó entre gente que está a favor y en contra, y en el mismo seno de las familias y amistades cercanas a los empleados.
Sobre este tema, Capitanio puntualizó: “Este es un fruto muy amargo de este conflicto. Espero que no sea la empresa la responsable de fomentar esta división, pero la división está. Yo le pediría a los trabajadores que piensen que son todos trabajadores, más allá de que yo estoy reclamando un derecho y otro compañero pueda entender que no hay que reclamarlo”.
Alrededor de las 18.15, los ex empleados resolvieron que esperarán toda la noche frente a los accesos de la fábrica y que asistirán a una audiencia convocada para hoy a las 9 en la subsecretaría de Trabajo, donde se presentaría la empresa. A la misma hora, la Cámara de Comercio realizará un “abrazo simbólico” a la empresa, a partir de las versiones arrojadas por el grupo no sindicalizado respecto de un posible cierre de la fábrica.
Hoy llevarán un petitorio al Concejo Deliberante local para que se expida sobre el conflicto durante la sesión preparatoria prevista desde las 10.
Desmienten ocupación
“Es mentira que queremos tomar la fábrica, queremos que todo vuelva a la normalidad: que la empresa siga trabajando, que los despedidos sean reincorporados y que el resto de los trabajadores vuelva a sus puestos de trabajo”, resaltó Mariano Pedrero, abogado de Fasinpat que apoya el reclamo de los despedidos.
Cerca de las 14, personal de la Comisaría Quinta a cargo de la comisario Claudia Albanese, efectivos de la UESPO y de Seguridad Personal se apostaron frente a los tres accesos que tiene la planta, debido al ambiente de tensión generado durante las protestas.
La presencia policial hizo reaccionar a los ex empleados, sobre todo cuando los efectivos escoltaron a los trabajadores no despedidos hasta el interior de la empresa, momento en que fueron insultados por el otro grupo y sus familiares.
Cerca de las 14 se produjo el momento de máxima tensión donde hubo forcejeos entre los despedidos, sindicalistas y la Policía debido a que uno de los empleados -que no había sido notificado de su despido- pidió entrar a la fábrica con sus compañeros escoltados.
Los efectivos se negaron a darle paso y se produjeron insultos y empujones entre el trabajador en cuestión, seis efectivos policiales, sindicalistas y el diputado ceramista Alejandro López. Si bien la Policía resistió, el empleado casi logró atravesar el portón.
El clima se normalizó pero después comenzaron a llegar otras organizaciones sociales como ATEN Centenario, Madres de Plaza de Mayo, partidos políticos de izquierda y el cura de la parroquia María Auxiliadora, Rubén Capitanio.
Una ciudad dividida
Si hay algo en particular que tiene el conflicto es la división que se generó entre gente que está a favor y en contra, y en el mismo seno de las familias y amistades cercanas a los empleados.
Sobre este tema, Capitanio puntualizó: “Este es un fruto muy amargo de este conflicto. Espero que no sea la empresa la responsable de fomentar esta división, pero la división está. Yo le pediría a los trabajadores que piensen que son todos trabajadores, más allá de que yo estoy reclamando un derecho y otro compañero pueda entender que no hay que reclamarlo”.