Centenario: el último bastión de los barrios en las chacras


Por Adriano Calalesina

Los nuevos inmigrantes se asientan sobre la meseta, debido al poco desarrollo en zonas acomodadas. Algunos loteos de chacras no están desarrollados por el encarecimiento de construir y la especulación en el precio de la tierra.


Centenario > Centenario es el último bastión a conquistar por el mercado inmobiliario del Alto Valle. Un comercio que intenta -a costa de débiles restricciones legales de los municipios- avanzar sobre una zona productiva con cada vez más complicaciones y exigencias para desarrollarse.
A diferencia de ciudades como Plottier, donde se aprueban unos 50 loteos y barrios cerrados por año, Centenario autorizó, en ocho años, cuatro divisiones para urbanizar tierras rurales. Estos loteos representaron una pérdida de 71 hectáreas de tierras dentro del ejido agrícola, entre 2003 y 2009, según información que se desprende del Concejo Deliberante.
Del total de las hectáreas loteadas, 60 se hicieron durante la gestión del ex intendente Adrián Cerda, mientras que en la del actual jefe comunal, Javier Bertoldi, se autorizaron a dividir 11 hectáreas agrícolas.
No todas estas zonas están siendo desarrolladas en la actualidad en forma completa. Los altos costos iniciales para construir servicios básicos como agua, gas, cloacas, iluminación y apertura de calles internas lleva a que los empresarios retrasen las inversiones y esperen que la demanda eleve el precio de la tierra.
Un ejemplo es el loteo El Vergel, de unas 40 hectáreas sobre la costa del río Neuquén y donde desde hace unos 5 años no se evidencian construcciones.
El resto de los loteos, el llamado Santa Ángela III de 20 hectáreas, el Villa Ángela de 8,5 hectáreas y el de Juan Manuel Herrería de 2,5 hectáreas, revisten un moderado desarrollo, debido a la cercanía de las rutas y otras zonas urbanizadas.
Un lote en estas zonas puede valer desde 60 a 200 mil pesos, dependiendo de la ubicación.
En estos años, el Concejo Deliberante local desautorizó al menos diez pedidos de loteos en zona rural, pero aún quedan en stand by tres solicitudes para urbanizar chacras. Una de ellas es del empresario Mario Fulcinitti, quien propuso desarrollar 5 hectáreas hace varios años en una zona cercana al barrio 11 de octubre, en el peaje de la Ruta 7. Casualmente, la empresa Aguas SRL, propiedad de la familia, amplió su objeto social a la “explotación de bienes inmuebles y el desarrollo de barrios cerrados”, según aparece en Boletín Oficial de la Provincia.
Además, en la chacra 194 b, conocida como de la familia Paternitti sorbe Ruta 7, se presentó un loteo de 4,5 hectáreas, en una chacra atravesada por una obra de desagüe pluvial. También hay otro pedido de 5 hectáreas en una chacra contigua al Frigorífico Centenario, a pocos metros del Casco Viejo, pero dentro de la profunda zona rural al interior del perímetro del canal de riego.

Resistencia
La resistencia de la localidad a lotear áreas productivas está relacionada directamente con la actividad frutícola que, a pesar de sus vaivenes, aún encuentra en Centenario un refugio tradicional para el pequeño chacarero independiente. Pero también, con las restricciones de la Carta Orgánica, que al establecer regímenes de excepciones, no son pocos los concejales que se sienten presionados por el sector productivo.
A diferencia de otras localidades donde empresas frutícolas concentran grandes cantidades de hectáreas y las chacras permanecen deshabitadas, aquí son muchas las familias que aún viven dentro de las fincas.
En 1970, el 45 por ciento de los habitantes de Centenario vivía en el sector de chacras. Pero la desarticulación de la fruticultura como actividad familiar del productor independiente hizo que desde 2001 sólo el 7,3 por ciento de la población resida en la zona rural, según señala el Diagnóstico Territorial de Centenario, elaborado en 2007, a través del Censo 2001.
La población chacarera también disminuyó en forma relativa. En 30 años, pasó de 4.192 a 2.133 personas. Hoy se estima que esa población se mantiene ya que muchas viviendas son ocupadas por familiares que forman “condominios”; es decir, comparten la chacra con varias casas familiares.
Además, hasta 2005, de las 3.200 hectáreas rurales entre Centenario y Vista Alegre, 839 permanecían “en blanco”, según datos difundidos por el Ministerio de Producción de la provincia en ese año.
La actual Carta Orgánica Municipal (COM), sancionada en enero de 1997, establece la doble lectura de los expedientes en su artículo 41, inciso “e”, en el caso de los regímenes de excepción en áreas agrícolas.
Esta restricción ha llevado históricamente a un juego especulativo político, donde ocho concejales deben ponerse de acuerdo en intereses encontrados sobre el desarrollo y el uso de la tierra, a pesar de la normativa.
La legislación trajo consigo la organización de la “resistencia chacarera” para evitar que se loteen áreas potencialmente productivas, estén o no en producción. Fue así que en mayo de 2005, el cuerpo deliberativo aprobó en primera lectura un loteo de 2,5 hectáreas sobre una chacra abandonada a pocos metros del casco céntrico.
La normativa señala que un expediente para lotear áreas agrícolas debe hacerse en “doble lectura”, es decir, en dos sesiones. Además, entre la primera y segunda lectura, debe realizarse una audiencia pública con vecinos, no vinculante.
La oposición política a este loteo fue de tal magnitud, que la mayoría de los 8 concejales que habían votado a favor del proyecto urbanístico, tuvieron que dar marcha atrás en segunda instancia.
A principios de 2008, Bertoldi impulsó una subdivisión de 8,5 hectáreas, el polémico loteo Villa Angela, regenteado por la empresa Seadar Construcciones SRL, a la orilla del río Neuquén. La zona estuvo siempre deshabitada, y a pesar de la reacción de los chacareros, éstos no pudieron imponerse ante los argumentos del Ejecutivo. El loteo generó una ruptura interna en el oficialismo, ya que un concejal por un partido vecinal, Mario Acuña, se salió de la Concertación en desacuerdo con que se loteen zonas potencialmente productivas.

“Ex chacras” y polémica
Pero tal vez la mayor confusión ideológica en la defensa de las tierras productivas, impulsada por el sector más conservador de la ciudad, se produce sobre zonas marginales en apariencia productivas, pero que están legalmente dentro del ejido urbano.
A mediados de 2006 se autorizó un barrio abierto sobre el lote 170b, a metros de la segunda rotonda de la ciudad, que generó una reacción de los chacareros solicitando el veto al intendente. El loteo quedó firme, y luego se aprobaron otros para ampliar el ejido urbano, en tierras ociosas. Ese fue el caso del loteo de la familia Lozano, ubicado en el Casco Viejo, y de la familia Perticone, a pocos metros del acceso a la ciudad hacia el norte de la Ruta 7. En estos casos no se necesitó audiencia pública, ya que los lotes se encuentran dentro de las áreas RIII a y RIII b, zonas urbanas donde se deben respetar superficies mínimas de 450 y 800 metros cuadrados por lote, respectivamente.
En 2012, el Concejo Deliberante tendrá nueve ediles, y la intención del actual intendente es llamar a un Convención para reformar la Carta Orgánica. Esta gestión ha sido la que menos loteos en zona agrícola ha aprobado en ocho años, pero poco se sabe del futuro. Tal vez, el proyecto de realizar un corredor turístico a la vera de la Ruta 7, sea “la llave” tan buscada por el mercado inmobiliario que no obedece a las presiones sociales ni a restricciones legales.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Google lanza concurso para rediseñar el buscador

Las modificaciones a la Ley de Radiodifusión: El control será descentralizado