ABRAZOS DE MADRES


P. V. M. 18 – 10 - 2009

ABRAZOS DE MADRES (r)

En otra noche, en que el papel en blanco se retobaba… ¡como tantas veces! Yo necesitaba escribir sobre Ti, ¡Señor! Para que otros te entiendan como yo creo (a tientas) entender tu mensaje. Para que otros te busquen… y yo suelo perderte a pesar que siempre estás a mi lado. Para que te conozcan… Y yo no encuentro el trazo adecuado para dibujarte. Para que otros, los que te conocieron y te abandonaron…vuelvan a Ti ¡fervorosamente! Y yo pierdo una y otra vez el camino y los voy cansando al marchar a los tropezones…
¡Basta ya! Trono tu voz, y fue esta la que detuvo mi mano, la que contuvo mi angustia, la que dirigió mis pasos… Y más aún: reflejaste tu rostro, tu divino rostro, en la figura del niño desarrapado que tenía delante. Luego, cariñosamente, (como hacía mi padre) me hiciste torcer la silla frente a la mesa, me hiciste sentar derecho con el codo apoyado, colocaste un lápiz de punta afilada en mi mano, acariciaste mi cabeza (perdón… creo que me acariciaste el alma) y apareció frente a mis ojos… el rostro de tu Madre con los brazos abiertos hacia mi. Y sobre sus bellos rasgos fuiste colocando una por una, sucesivamente las sonrisas incontables de ¡tantas mamás terrenas! Abrazando a sus hijos, con la misma ternura con que María me abrazó… ¡La ternura de mamá Tita! La ternura de la infancia. Luego, desde un extremo de la habitación comenzaron a aparecer incontables mujeres de brazos extendidos esperando abrazos; y desde el otro extremo de la sala miles de niños (sin madre) que acudían presurosos para abrazarlas. La siguiente imagen era de una mujer muy joven (sin rasgos) con el seno hueco… ¡llorando!… Mientras se alejaba; un ángel la tomo por los hombros con inmensa ternura y la condujo hacia Ti para que le dieras consuelo, para alcanzar tu perdón.
Entonces comencé a comprender y a escribir… Y hablar de Ti, con las imágenes reales de cada día, de todos los días; de cada rincón del mundo donde el maravilloso mensaje de Tu Amor se escribe solo, sin necesidad de mis torpes palabras sino ¡desde el alma! Ya que nuestra tarea de escritores, de comunicadores consiste simplemente, humildemente, en recordarle, a la humanidad entera, que La Vida, así, con mayúsculas no se suprime ni se manipula, no se programa en función de pautas materiales, culturales, ni otras formas egoístas. Que el derecho a la vida, (el primer derecho humano) lo tienen todos los niños por igual sin distinción de piel ni posición socio – económica. ¡No nos corresponde a nosotros!, pequeños y engreídos seres: manipular la vida. Sino rescatar la que, por doquier pulula insegura, abandonada por las calles del mundo. ¡Madres que buscan hijos! ¡Niños que necesitan madres! Mujeres solas que pueden ser las verdaderas madres de la crianza y el amor; ¡con todos los derechos y obligaciones de las madres carnales! Cuantas mujeres hay que arrancan la vida ¡que Tu creaste!; de sus vientres. ¡Cuantas otras! Ciegas, desesperadas, abandonadas o ignorantes, largan a rodar a los hijos que ¡Tú! les diste condenándolos a la soledad y al abandono. Por eso a quienes comprendemos el amor divino nos toca… Si señora, si señor: lograr que no haya más hijos sin madres, ni madres sin hijos. Pero… ¡Ojo! sin experimentos, con amor. Ninguna ley puede oponerse a la vida. Ninguna tiene derecho a matarla. Por eso, y a modo de cierre, en otro Día de la Madre, rindo como varón mi emocionado homenaje: a todas las mujeres del mundo que con ternura maternal, crían el futuro de la raza humana. A todas ustedes las encomiendo especialmente a la Virgen, modelo celestial de madre quien, generosamente, dio su seno virginal para sembrar la Nueva Vida en todo el mundo y hasta el fin de los tiempos.

Juan José de la Fuente

Comentarios

Entradas populares de este blog

Google lanza concurso para rediseñar el buscador

Las modificaciones a la Ley de Radiodifusión: El control será descentralizado